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Notas de Prensa
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Fecha: 26/11/2022
Categoría: Notas de prensa
PEDRO MARTÍNEZ CUTILLAS
Francisco Massó Mora | Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, Madrid.
Decía San Agustín, al referirse a la muerte:
“La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado. Yo soy yo, vosotros sois vosotros. Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo. Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho… No estoy lejos, sólo al otro lado del camino… Volveréis a verme… transfigurado y feliz”.
Con esta reflexión en forma de oración cargada de fe y esperanza, recordamos a Pedro Martínez Cutillas, quien el pasado día 8 de abril de 2022, habría cumplido 91 años, una efeméride que ha venido a prolongar el afecto y la admiración que sentimos hacía él cuantos le conocimos.
Otra vez el gran y sentido recuerdo que ha permanecido y permanecerá desde aquel día 26 de noviembre de 2021, en el que tan lamentable e irreparable perdida nos privó de la excelencia de su filosofía de trabajo como empresario, de su sensibilidad artística y cultural, de su exigencia en el rigor y en el esfuerzo continuado, de su carácter abierto y espontáneo, de su cordialidad, de su comprensión y de la sencillez que tanto alumbró en su vida; en suma, de su gran humanidad.
En el aniversario de su muerte, recordamos que aunque su presencia física ya no está con nosotros, su amor y su legado siguen vivos.
Recordamos su fuerza, su valentía y su determinación, el testimonio inspirador de cómo la perseverancia, la innovación y la visión empresarial pueden llevar a una persona desde modestos comienzos hasta la cima del éxito.
Hoy festejamos su huella, su camino y su historia. Conmemoramos su vida y su existencia, conscientes, orgullosos del privilegio que tuvimos de formar parte de ella. Aplaudimos sus esfuerzos y celebramos sus triunfos, sus anhelos, sueños y propósitos y todo aquello que, con su alegría y pasión, le hicieron ser único en nuestros corazones.
Recordar su abnegado afecto, su dedicación y su apoyo nos ayuda a mantener viva su memoria y a sentir su presencia en nuestro día a día.
Juntos en la eternidad. Siempre serás recordado. La muerte no es el final y en esa esperanza nos encontraremos en el camino.
“Integrado y catalán.” Así se describe el murciano que nos acompaña, hijo del pueblo de Jumilla, que reside en Cataluña desde hace medio siglo. Casi el mismo que Pedro Martínez Cutillas es empresario. Muchos proyectos han entusiasmado a este hombre a lo largo de su trayectoria profesional, si bien confiesa que la niña de sus ojos es EMMSA, la firma a la cual dedicaremos esta página.
“A la hora de definirse como empresario hay dos aspectos a tener en cuenta. En primer lugar, la edad, y en segundo lugar el hecho de que seas promotor o heredero”, aclara. “Ser empresario no es únicamente crear un negocio, sino también llevarlo adelante para que prospere año tras año. De todas maneras, sé que si yo hubiera heredado la firma, las cosas serían diferentes.” Y concluye: “El empresario no se hace, nace.”
Su vida es el mejor ejemplo: “Se podría decir que yo a los 16 años ya era millonario. Con aquella edad monté en el pueblo el primer taller dedicado al recauchutado de neumáticos. Allí disponía de seis operarios, que yo mismo había formado, trabajando para mí.” Pocos años más tarde, consciente del “futuro de la industria metalúrgica”, se desplaza a Madrid para asistir a unos cursillos sobre materias relacionadas con esta disciplina. Nuestro protagonista ha compaginado, desde siempre, la vida de empresario con la de estudiante. En este sentido, se podría decir que ha seguido el orden inverso de lo que es habitual: “Los pocos universitarios que se deciden a montar un negocio lo hacen acabados los estudios.” Hoy Pedro es licenciado en ciencias empresariales: “Ya empresario, contraté profesores particulares, por la noche, con el fin de prepararme los exámenes de acceso a la universidad para mayores de 25 años. Poco a poco me he ido formando. Sabía que lo necesitaba y que cada vez lo necesitaría más. La cultura es una de las bases de cualquier negocio. Hace falta ser capaces de sentarse en una mesa a negociar de tú a tú.”
Estos y otros conocimientos le sirvieron, ya en una nueva empresa, parar “electrificar la línea ferroviaria que unió Barcelona y Mataró.” En aquel segundo negocio, nuestro interlocutor también había formado a sus propios soldadores. Aquel encargo fue el tiro de salida de EMMSA: “Tenía la seguridad de dedicarme a un producto que aún no se había introducido bien en España: el montaje de industrias.”
“Desde entonces hemos evolucionado constantemente. De la soldadura al arco pasamos a realizar la fabricación y el montaje de todo tipo de aparatos para las industrias química, petroquímica, hidráulica, automotriz… En definitiva, todas las ramas que engloba la industria pesada y semipesada”, resume. “Disponemos de una filial en Tarragona, Auxiquímica y otra en Huelva, P.H., que nos fabrican los elementos necesarios para desarrollar nuestro trabajo. En ocasiones, y según la dimensión de la planta, trasladamos nuestros talleres portátiles a pie de obra. La investigación que llevan a cabo constantemente las multinacionales para las cuales trabajamos, en la busca de nuevos productos, nos garantiza la continuidad de los pedidos. Cada nuevo producto requiere una nueva planta o bien una ampliación de la existente. Nuestro trabajo no acaba una vez entregada la fábrica, si no que continuamos siendo necesarios para ocuparnos del mantenimiento de aquellas instalaciones. Cuando una empresa tiene prestigio dentro y fuera de las fronteras estatales, el 90% de los contratos llegan solos. La seriedad y la calidad son nuestra mejor publicidad. Las referencias pasan de un cliente al otro.” Parte del éxito de EMMSA radica en la continua renovación a la que está sometida la empresa: “Adquirimos nuevas máquinas con mucha frecuencia, a fin de incrementar nuestro rendimiento y proporcionar al cliente una garantía total sobre nuestro trabajo. Una máquina nada más se amortiza en dos o tres años. Si queremos estar al día, hay que prestar mucha atención al mercado mundial de la tecnología de maquinaria. La mayoría de los clientes no te contratan por el precio del servicio, sino por la calidad.” Y las garantías también comportan seguridad, una cuestión “primordial: La nuestra es una actividad de elevado riesgo laboral. Las normas a este respecto son muy exigentes, y nos han supuesto un encarecimiento de los precios. Hacemos un cursillo sobre estos temas a los empleados que se incorporan a la empresa.” ¿Y la seguridad de sus contratos? “La plantilla de dirección está constituida por una treintena de ingenieros superiores. Disponemos de gente muy preparada. Sometemos los montajes a unas rigurosas pruebas para contrastar la eficacia.” Los datos cantan: “Hoy nos contratan clientes de países tan lejanos como la India, Brasil, etc.”
Pedro admite que cuando hace casi 50 años empezó la aventura de EMMSA no se imaginaba que llegarían a ser tan grandes, hasta el punto de financiar a sus propios clientes: “Es un gran sacrificio inaugurar un negocio sin dinero. Peseta a peseta, vas generando un capital propio. La ilusión no es ganar dinero a veces, sino ganarte el cliente.” Hoy EMMSA está presente “prácticamente en todo el estado español, si bien la sede central se encuentra en Barcelona. Tenemos 20 compañías subcontratadas trabajando para nosotros, cosa que multiplica el número de operarios, que hoy día son unos 3.000, repartidos entre diferentes países. Entre nuestros clientes hay, desde hace muchos años, primeras firmas, multinacionales de todo el mundo.” Eso no impide a nuestro protagonista conservar la filosofía “de empresa familiar” que siempre les ha caracterizado. Asimismo, es consciente que “la vida moderna comporta fusiones continuas entre grandes monstruos empresariales, con el fin de ser más competitivos. Cada vez es más evidente que el pez gordo se come al pequeño. Las pequeñas firmas no disponen de recursos para luchar contra este hecho.”
Para hacer frente a éste y otros retos nuestro protagonista no confía únicamente en sus capacidades, sino que también en las de su equipo: “Es gracias a ellos que están mis palabras en esta página. Los admiro y respeto. La mayoría de mis ingenieros están trabajando para EMMSA prácticamente desde que acabaron la carrera.” El secreto de esta plantilla tan fiel radica en el hecho de que “los empleados ven continuamente al empresario. Mis puertas están abiertas tanto al director general como al último operario de la firma. El respeto no excluye la libertad de comunicación; tenemos reuniones continuamente.” Confianza, fidelidad y calidad. Es el trípode que garantiza el éxito de EMMSA.
Fuente: © TESTIMONIOS PARA LA HISTORIA, S.L EDITORA.